El Claustro románico, la unión del cielo con la tierra
La construcción del Claustro empieza hacia el año 1190, gracias a la donación testamentaria de Guillem de Claramunt, que quiere ser enterrado en este espacio próximo a la tumba del mártir Cugat. Las edificación del conjunto monástico finalizará en 1220, dejando para la posteridad una de las joyas del románico europeo.
El maestro de obras del recinto es Arnau Cadell, también conocido por el liderazgo de las obras del Claustro de la catedral de Girona. El autor firma el Claustro de Sant Cugat en una pequeña lápida junto a un capitel del ángulo noreste, donde encontramos la representación del maestro esculpiendo un capitel. Este hecho es doblemente notable, ya que nunca antes en la historia del arte catalán el artista ha firmado ni dejado ningún autorretrato en sus obras. Aquí encontraras los detalles más interesantes sobre la vida y obra de Arnau Cadell.
Cada una de las alas del Claustro mide unos treinta metros, la cual cosa dota al patio de una superficie de unos novecientos metros cuadrados. Cada galería consta de tres series de cinco arcadas, separadas por contrafuertes. Las arcadas se sostienen mediante dos columnas independientes, construidas con piedra proveniente de Girona. En total, el recinto tiene ciento cuarenta y cuatro columnas y capiteles, número altamente simbólico, que hace alusión a las medidas de los muros de la Jerusalén celestial, descrita en el libro del Apocalipsis.
También es simbólica, igualmente que funcional, la fuente-lavamanos situada en el centro del jardín, que evoca la idea del Paraíso descrito en el libro del Génesis y, a la vez, gracias al surtidor de agua, hace visible la unión del cielo con la tierra.
Claustro, organizador de la vida monástica
El Claustro es el espacio central de la vida monástica. A su alrededor se organizan y distribuyen las diferentes dependencias del Monasterio. En otras palabras, el Claustro actúa como un gran distribuidor que da acceso a las diferentes estancias del conjunto monástico. A la vez, este espacio es un lugar idóneo para la contemplación, el recogimiento y el trabajo intelectual.
Capiteles, soporte para imágenes simbólicas
A menudo se habla de la decoración de los capiteles románicos. No obstante, cabe recordar que durante la época medieval las imágenes artísticas son portadoras de un mensaje representado en clave simbólica. Así pues, los capiteles del Claustro de Sant Cugat pueden abordar-se como un libro inmenso escrito en piedra.
Iconografía de los capiteles
Los capiteles del Claustro románico de Sant Cugat son una muestra de la riqueza iconográfica del arte medieval, junto con la pericia técnica de un taller de maestros que dotó al Monasterio de un conjunto escultórico, considerado como uno de los más preciados del patrimonio medieval europeo.
Portada del claustro en la iglesia
La galería sur del Claustro presenta una portada románica que comunica el espacio claustral con el templo monástico. Se trata de una obra relevante, tanto por la estructura que presenta como por su decoración vegetal, posterior a la de los capiteles.