El recinto monástico, la vida dentro de los muros
El Monasterio de Sant Cugat, ocupado por una comunidad religiosa masculina regida por la regla benedictina en la práctica es, como la mayoría de grandes monasterios, una unidad productiva-administrativa y disfruta de un sistema de gobierno independiente de condes y obispos. A pesar de que la vida cotidiana se desarrolle dentro de los muros del recinto, tiene grandes propiedades que proporcionan todo aquello que es imprescindible para la subsistencia de los monjes. Las murallas defienden el Monasterio y lo separan del mundo exterior, configurando la estructura y generando un recinto interno del cual todavía conservamos las partes más importantes: la iglesia, el Claustro y sus dependencias, y el Palacio Abacial
Torre del Portal Mayor
Esta construcción hace la función de torre del homenaje en el castillo de Octaviano y es la entrada al recinto monástico, la cual dispone de los elementos imprescindibles para defenderla de los posibles invasores.
Plaza del Om
La plaza del Om (olmo) es el espacio intermedio entre la clausura estricta y el mundo exterior más allá de los muros del Monasterio, razón por la cual se pueden encontrar la presencia de laicos en la plaza.
Murallas
El aislamiento de los monasterios y de sus habitantes se evidencian, de manera física, con los muros que separan el recinto monástico del resto del mundo. A partir del siglo XIV, estas estructuras se fortificaran y, en consecuencia, acontecerán poderosas murallas defensivas.